jueves, 27 de diciembre de 2012

Red Velvet Cake o Tarta de Terciopelo Rojo

Red Velvet Cake. Fuente: Bakerella.com
La primera vez que escuché hablar de este pastel me quedé boquiabierta. Me impactó ese brillante color escarlata que a su vez se ve compensado por el color blanco de ese glaseado tan cremoso que suele llevar.

Hay muchas teorías acerca de su origen. Algunos dicen que procede del sur de Estados Unidos, otros dicen que se originó en el norte, pero todo lo que se sabe es que ha sido un favorito durante décadas, no sólo en Estados Unidos sino también en Canadá.



Hay un libro titulado "The Dictionary of American Food and Drink" de John Mariani, en el cual se comenta que le llaman el pastel del diablo, ya que se supone que es tan deliciosamente rico que, una mente moralista no puede dejar de pensar que tiene que ser algo pecaminoso.

Mirando más allá de su aspecto llamativo, vamos a encontrar un pastel con un leve sabor a chocolate, con una miga húmeda y blanda. El tipo de relleno de este pastel puede variar, aunque el más utilizado es el de queso crema. A mi personalmente, el que más me gusta es el que contiene queso mascarpone, que es un queso italiano, grueso, mantecoso, delicadamente dulce y aterciopelado.

Ingredientes:
  • 250 gr. de Harina
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 15 gr. de cacao en polvo (Valor en polvo)
  • 113 gr. de mantequilla
  • 300 gr. de azúcar
  • 2 huevos grandes
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 240 ml. de buttermilch o buttermilk
  • 2 cucharadas de colorante rojo
  • 1 cucharadita de vinagre blanco
  • 1 cucharadita de bicarbonato sódico
Frosting de Queso Crema:
  • 227 gr. de queso crema (tipo Philadelphia)
  • 227 gr. de queso mascarpone
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla
  • 115 gr. de azúcar glass
  • 360 ml. de nata líquida

Elaboración:

Precalentar del horno a 175 ºC
Tamizar la harina junto con el cacao y la sal, reservar.
En otro recipiente batir la mantequilla junto con el azúcar hasta conseguir una mezcla homogénea, suave y esponjosa. A continuación agregar los huevos uno a uno, así como el extracto de vainilla. Batir hasta que esté todo bien mezclado.
A continuación agregar el buttermilk con el colorante rojo sin dejar de batir e ir alternando, buttermilk y harina, comenzando y terminando con la harina.
En un bol aparte mezclar el vinagre con el bicarbonato, veréis una mezcla efervescente, añadir a la masa anterior mezclando suavemente. Verter rápidamente en el molde o moldes y hornear durante unos 25 ó 30 minutos hasta que el palillo al pinchar salga limpio.
Dejar enfriar durante 10 minutos y luego desmoldar.

Frosting:

En un bol batir el queso crema junto con el queso mascarpone hasta obtener una crema suave, a continuación añadir el azúcar glass y la vainilla, seguir batiendo hasta que se integren bien en la mezcla anterior y finalmente agregar la nata y seguir batiendo hasta que la mezcla haya aumentado ligeramente.

El pastel se puede rellenar y también cubrir con el frosting. Esperad siempre a que el pastel esté frío para hacerlo y si es de un día para otro, mejor.
Podéis cortar el pastel en varias capas con un cuchillo de sierra, con mucho cuidado de que no se desmenuce.


Nota:  Si no encontráis el buttermilk podéis hacerlo vosotras mismas en casa. Es curioso que cueste tanto encontrarlo aquí en España. En Alemania, Holanda y Dinamarca es sumamente apreciado y no sólo para elaborar postres sino también como bebida. Tiene la apariencia del yogur líquido, pero no tan espeso, tal vez un poco más líquido y su sabor es delicadamente ácido. Os tengo que confesar que en mi infancia formó parte de mi dieta. :)
¿Cómo se hace?
Por cada 250 ml. de leche entera o semidesnatada hay que añadirle 1 cucharada de zumo de limón. Remover y dejarlo reposar durante al menos 15 minutos a temperatura ambiente. Y ya está, así de fácil.

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